Camila

Camila es mi abuela paterna. Nunca la conicí.

sábado, 13 de marzo de 2010

LO QUE NUNCA PENSÉ QUE HARÍA

De repente se me creó un problema. Era urgente que enviara un documento por email. Necesitaba que me confirmaran si ese tributo me correspondía pagarlo o no. ¡Dios!, y como escaneo estos papeles.
Eché de menos estar trabajando. Que fácil era todo.
En casa nadie podía auxiliarme. Me tenía que buscar la vida.
Hace más de 37 años que vivo en este barrio pero no lo conozco. ¡Puf!, que marrón.
Repasé de memoria las papelerías del barrio, pero no recordaba que alguna ofreciera escanear documentos. Fotocopias y fax, sí.
Mi hijo pequeño me dijo que en algún "Locutorio" de los inmigrantes posiblemente tendrían escaner. Vale, pero intentaré otra posibilidad.
Ah, ya sé, mañana cuando salga de clase me paso por El Corte Inglés y seguro que allí tienen ese servicio. Me llevaré el pen drive.
Efectivamente, pregunté y me dirigieron a la planta donde me harían el escaner de los documentos. ¡Soy feliz!.
Pues no, solo fotocopias y fax.
Solo me queda la posibilidad de preguntar en un "Locutorio".
Me superó un poco esta posibilidad de camino a casa.
Entré en el primero que me encontré. El hombre que estaba detrás del mostrador me miró con cara de "esta señora se ha equivocado de sitio".
Buenos días, por favor escanean ustedes documentos?
Sí. ¿Que hay que escanear?
Pues, estos 4 documentos.
Bien, espere ahí.
No sé como escaneó, pero tardo un montón. En ese espacio de tiempo compartí lugar con personas de distintos paises. Y cada una de ellas me miró con extrañeza de que una persona como yo estuviera allí.
Mientras permanecí allí, yo era la inmigrante. Yo era la persona distinta y yo era la persona desubicada.
Confieso que no me sentí nada bien.
Yo intente que me grabara el archivo con los documentos en el pen drive, pero el insistió en que la manera más cómoda y fiable era enviármelo a mi email. Me costó un montón decidirme a dárselo, pero se lo dí. No me fui muy conforme.
Cuando llegué a casa, allí estaban los documentos en mi correo.
Soy una estúpida. Y lo peor, creo que tengo prejuicios.
Creo que he recibido una buena lección.
Nunca diré de este agua no beberá.