TRES HISTORIAS
(Con este relato gané mi primer Premio Literario)
Primera historia:
Es un precioso día de primavera,
pero llueve. Rosa frente a la ventana con la mirada perdida se deja vestir. No
participa del ritual. Su madre, como siempre, dirige. No quiere verse, no le
importa su aspecto. A partir de hoy nada importa.
Algo le hace alargar el brazo y
mover la cortina de la ventana. Allí está él, triste y calado hasta los huesos.
Lleva un papel en la mano y le hace una señal. Su madre corre la cortina con
cierta violencia. Se abre la puerta y entran las ruidosas damas de honor con el
ramo de novia. Su padre, en la puerta, la observa en silencio y con cierta tristeza.
Rosa y Lucas se enamoraron en el
colegio y se juraron amor eterno. Han pasado juntos la adolescencia y la
juventud.
Lucas es un chico de clase humilde.
El y su padre trabajan en la fábrica de conservas y el además colabora en el
periódico del pueblo con pequeños relatos y cuentos. Tiene alma de poeta.
La familia de Rosa es de clase
media. Su padre es la mano derecha del dueño de la fábrica de conservas. Ha
tenido un descalabro económico por unas malas inversiones. Su situación es tan
al límite que ha aceptado casar a Rosa con Carlos, el heredero de la fábrica.
El padre de Rosa es consciente
del sacrificio de su hija, pero su mujer no, está encantada.
Alguien, deposita en una de las
manos de Rosa un papel. Está húmedo. Rosa reacciona ¡Perdonad, me podéis dejar
un momento sola! Cuando ha salido todo el mundo, Rosa abre el papel y lee el
precioso poema de despedida de Lucas. Se le caen las lágrimas. Descorre la
cortina y se lleva el papel a los labios. Vuelve a doblar el papel y se lo
guarda en el pecho.
Cuando termina la boda y los
novios regresan a su nueva casa, Rosa, antes de nada busca un pretexto para ir
a la cocina y guarda el verso dentro de su libro de cocina, Lucas se lo regaló
en su último cumpleaños. Aquí no mirará nadie.
Segunda historia:
Se ha hecho tarde y anochece,
Amelia ha estado tan entusiasmada que no se ha percatado de la hora. Lleva
horas actualizando la base de datos de su librería de segunda mano.
Hace unos días, una mujer de
avanzada edad y de muy buen aspecto, depositó en la librería varias cajas
llenas de libros.
-
Me llevará varias semanas valorar todos los libros.
-
No, no se preocupe, no quiero nada por ellos. Se los
traigo por si usted les puede dar un buen fin. A alguien le interesará alguno
de estos libros. Pertenecían a mi hija.
-
Pues muchas gracias y no se preocupe aquí estarán muy
bien y seguro que encuentran a otro buen lector que les disfrute.
Había de todo. Pero se apreciaba
que la dueña tenía o había tenido un alma muy sensible. Había mucha poesía.
Cerró el ordenador y se dispuso a
salir de la tienda. Al pasar cerca de una de las cajas algo le hizo inclinarse
y coger un libro. Con él salió de la tienda y se encaminó a su casa.
Después de cenar se acurrucó en
el sofá y cogió el libro, no se podía ver que era pues estaba forrado con papel
de periódico.
“La cocinera perfecta”, ¡Dios, es
un libro de cocina! ¡Y tiene un montón
de años! Pero se ha usado poco, las páginas están muy planchaditas.
Del libro cayó un papel doblado.
Lo abrió y leyó su contenido. Se le cayeron unas lágrimas.
Se recostó y empezó a imaginarse
una bella historia de amor con un final muy muy feliz. ¡Que suerte casarte con
un poeta!
Este libro me lo quedo, lo tendré
en mi mesilla de noche me dará mucha mucha suerte.
Tercera historia:
Casi llega el primero. Está
nervioso, impaciente, preocupado. Lleva una semana diciéndose lo mismo ¡Y si no
viene nadie!
Pero el sabe que esa posibilidad
es muy remota. Es Gabriel Segura, escritor y poeta muy reconocido y premiado.
Pero esta vez es distinto, ha decidido arriesgarse y cumplir el sueño de toda
la vida de publicar la obra desconocida de su abuelo Lucas Segura, famoso
escritor y poeta conocido con el seudónimo de Jesús Rey. El cree que la obra no
publicada de su abuelo es la mejor. La que su abuelo se guardó para si mismo. Y
está seguro que será todo un éxito y su editorial asi lo cree. Es un libro
precioso.
La gente empieza a llegar. La
sala se llena enseguida y hay gente de pié. Está encantado.
El director de la biblioteca hace
una pequeña entrada y le presenta. Cuando aparece Gabriel todo el mundo
aplaude.
-Gracias, muchas gracias. Primero
por compartir conmigo esta tarde tan especial y segundo por este caluroso
recibimiento. Estoy aquí para presentar este libro “Jesús Rey, por descubrir”.
Jesús Rey es el seudónimo utilizado por mi abuelo Lucas Segura. Y aquí están
recopilados sus poemas y sus relatos más personales. Jesús Rey en carne viva.
He comenzado el libro con el que
para mí es el más bello poema de amor, escrito precisamente del más cruel
desamor.
Gabriel con voz temblorosa lee el
poema:
Mi aliento
mi alma
mi vida
mi universo.
Mi razón
mi religión
mi fe
mi horizonte.
Si no estás
¿para qué yo?
Todo el mundo se ha puesto de pié
y ha comenzado a aplaudir. Se han agotado los libros y el también agotado de
hablar y firmar.
La última una joven a la que se
la ve muy emocionada.
-¿Tu nombre?
-Amelia. Sabes yo tengo ese
poema.
-No es posible, nunca se ha
publicado.
-Míralo. Amelia saca de su bolso
el libro y el poema.
-¡Dios mio!, pero si es el
original. Lo he buscado muchos años. Pero como lo tienes tú.
Amelia le cuenta toda la
historia. Salen los últimos y juntos de la biblioteca. Charlarán toda la noche.
Charlarán el resto de sus vidas.
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SUEÑOS Y SENSACIONES
Involuntariamente
sus pasos le llevaron hasta allí. De pié e inmóvil contempló la fachada del
edificio. Como ella, estaba en ruinas. Pero el edificio parecía tener más vida.
Su mente le
trasladó a su primer baile. Con el vestido de raso rojo y su encuentro con el
amor de su vida. La ternura y las dulces sensaciones de aquella noche con el
único y efímero amor del resto de su vida.
Y otra vez el
dolor y la tristeza de los recuerdos. A la salida del baile un conductor borracho
les atropelló. El murió en el acto y ella ha pasado la mitad de su vida en
hospitales.
De aquel sueño
solo quedan el edificio y ella, ambos en ruinas.
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SECUESTRO
Se le había pasado la vida pero no recordaba como. Y además había sido en estos últimos meses pero no conseguía encontrar la causa.
Solo recordaba que el año pasado era un joven con un buen trabajo y un prometedor futuro. Estaba casado con el amor de su vida, Dolores, y la vida para colmo de felicidad, les había bendecido con tres preciosos hijos. Todo transcurría con una agradable normalidad. Recordaba.
Por eso no entendía lo que pasaba en su casa. No encontraba a su Dolores por ninguna parte y además se había llenado de extraños. Extraños que se empeñaban en decirle a todas horas lo que tenía que hacer, comer y pensar. Y además siempre se dirigían a el de una manera extraña…
-¡Papá, por favor!
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SECUESTRO
Se le había pasado la vida pero no recordaba como. Y además había sido en estos últimos meses pero no conseguía encontrar la causa.
Solo recordaba que el año pasado era un joven con un buen trabajo y un prometedor futuro. Estaba casado con el amor de su vida, Dolores, y la vida para colmo de felicidad, les había bendecido con tres preciosos hijos. Todo transcurría con una agradable normalidad. Recordaba.
Por eso no entendía lo que pasaba en su casa. No encontraba a su Dolores por ninguna parte y además se había llenado de extraños. Extraños que se empeñaban en decirle a todas horas lo que tenía que hacer, comer y pensar. Y además siempre se dirigían a el de una manera extraña…
-¡Papá, por favor!
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LA
VIDA SE COCINA
Las mujeres
sabemos que la parte más importante de una casa es la cocina. El hogar de la
casa esta allí.
En ella se gesta
todo. Se resuelve y se decide. Es el centro de la vida familiar.
La más
importante para mí, la cocina de mi madre. Recuerdo las grandes reuniones
familiares. Las más inolvidables, las navidades. Todas las mujeres en la
cocina, los niños jugando y los hombres en el salón. Yo, aunque pequeña,
prefería colarme en la cocina sin que nadie me viese. Y así me enteraba de todas
las novedades e historias de la familia. Cocinaban la vida. Si de repente
entraba un hombre, todas hablaban de comida.
Mi personaje
favorito era la tía Julita. Era la mayor de todas. La hermana de la abuela.
Todas la respetaban y en cuanto aparecía la rodeaban.
Había roto con todas
las normas sociales de su época, lo cual le había traído algún que otro
disgusto. ¡La solterona de la familia! No quiso casarse y no se metió a monja,
que era la única solución para no quedar “desairada” y según contaban pasó a
formar parte de las “chicas raras”.
Entre sus
heroicidades nunca haber usado faja, dormir con pijama y su melena de pelo
siempre suelta. Odió a las chicas “topolino”. Y por supuesto no participó en
fiestas de puesta de largo. Según mi madre y mis tías, eso era impensable en su
juventud.
Se enfrentó a
sus padres, al cura, y a los amigos y conocidos pero al final consiguió permiso
para estudiar. En aquella época la obligación de toda soltera era trabajar. Al
no tener marido tenían que mantenerse solas. Fue a la universidad, más
problemas y estudió medicina, más problemas. Ginecóloga. Sus compañeros y
profesores intentaron varias veces que no terminase la carrera, pero sus
brillantes notas, muy por encima de sus compañeros, siempre la salvaron.
Aquí le resultó imposible
ejercer su profesión, los hombres solo dejaban que a sus mujeres las trataran
hombres. Y las solteras no iban al ginecólogo. Nunca entendí esto.
Pero como ya era
mayor de edad se fue a París. Allí si pudo ejercer y además se la consideró mucho
precisamente por ser mujer. Tuvo mucho
éxito y algunas relaciones. Volvió a
España a la muerte de su hermana, mi abuela .Ya estaba jubilada.
Entre las
mujeres de la familia fue todo un icono. Culturizaba a todas las mujeres y orientaba sus vidas.
En la cocina no
solo se hacían los platos más famosos del recetario familiar además se daban
las mejores lecciones de supervivencia.
Mientras mis
amigas y primas jugaban a las muñecas, yo me iniciaba en mis primeras clases
sobre el sexo, medicina, literatura, economía doméstica y relaciones humanas. La
tía Julita ponía al día a todas de las últimas novedades en cuanto a relaciones
sexuales seguras y también de los primeros juguetes que aparecían en el mercado
diseñados solo para mujeres. Recuerdo el gran escándalo cuando trajo uno de
esos “chismes”, como todas los llamaban. Tardé algunos años en tener uno en mis
manos.
Yo empecé a tomar notas, para no olvidarme de ningún
detalle. Tengo una buena colección de diarios llenos de las mejores recetas de
cocina familiar y de los mejores consejos para una buena vida. Nadie los vio
nunca, ahora solo mi pareja y está empeñado en que los publique. Son un gran tesoro. Como curar un resfriado, todo
lo que hay que saber en anticonceptivos. Los mejores escritores, las mejores
novelas, libros prohibidos. Gracias a la tía Julita siempre fui una adelantada
a mi época, igual que ella. Le debo mucho.
En mi casa, la mía
y la de mi pareja, hemos dedicado un
espacio especial a la cocina. Tiene el mismo aspecto de la cocina de mi madre.
Cómoda y segura. El hogar. Los amigos vienen con frecuencia. Ellas en la
cocina, ellos en el salón y los niños jugando.
La vida se
cocina.
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AMIGAS
Merche se ha
suicidado. En su casa sus padres reciben el apoyo y el calor de amigos y
familiares. Sus amigos están consternados y no pueden creer lo que ha sucedido.
Nadie ha encontrado una explicación.
Sentada en un
rincón está Violeta. No llora pero siente que ya está muerta, su vida ya no
tiene futuro. Ella es la única culpable de la muerte de Merche y no se lo puede
decir a nadie.
Por su mente
pasan como un rayo una y otra vez todas las imágenes de su infancia y juventud
junto a su inseparable amiga. Y también las últimas, que aún no ha terminado de
digerir. Cuando Merche, ayer, le declaró su amor y la besó tiernamente, y luego,
el rechazo brusco y colérico por su parte.
La cara de
sorpresa de Merche al ver su cara de asco le acompañará el resto de sus días.
¡Muerta, estoy muerta, se dice una y otra vez!
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